Aunque el estilo musculoso mantiene reminiscencias de los primeros Camaro, esta última entrega es un diseño proyectado hacía el futuro, olvidándose de las formas aerodinámicas actuales. Destaca por una imagen musculosa, un habitáculo retrasado, un prominente capó y una enormes llantas de aleación de 20 pulgadas, con neumáticos 245/45 ZR 20 delanteros y 275/40 ZR 20 traseros. Los faros de xenón, los curiosos LED traseros y los enormes tubos de escape de acero inoxidable, configuran un modelo que resulta impactante.
El habitáculo es para 4 plazas, pero penalizado en altura para los ocupantes de las plazas traseras. El ambiente interior esta muy cuidado, adopta un tono azulado, que resalta en el velocímetro situado en la parte izquierda del cuadro de instrumentos y el cuentarrevoluciones en la parte derecha, con detalles de diseño clásico, pero adaptándolos a las necesidades actuales.
Sorprende el “Head Up Display” que refleja en el parabrisas las indicaciones de velocidad sin necesidad de apartar la vista de la carretera. Otra concesión a la modernidad es la cámara de visión trasera, que sirve de apoyo al sensor de proximidad y cuya imagen se refleja en el retrovisor interior.
En la parte inferior de la consola central aparecen un conjunto de instrumentos, que incluye temperatura y presión de aceite, temperatura del liquido de la transmisión y carga de la batería.
Por su parte el maletero es grande con sus 384 litros de capacidad, pero la boca de acceso resulta pequeña. En general, el diseño interior tiene un inconfundible toque retro, generando al propietario la idea de que dispone de un coche distinto a la mayoría.
El nuevo Camaro, incorpora el poderoso motor V8 de 6,2 litros de 432 CV del Corvette. Su cambio manual es de 6 marchas, de tacto duro, preciso y de recorridos cortos, pero el desarrollo es muy largo, casi 68 km/h en 6ª a 1.000 rpm. La versión con cambio automático equipa también el motor V8 de 6,2 litros, aunque desciende su potencia a 405 CV y va asociado a un cambio automático también de 6 relaciones. Esta versión cuenta con un sistema de gestión activa del consumo de combustible al desconectar 4 de los 8 cilindros cuando no se require toda su potencia, logrando unos consumos más contenidos.
Los Camaro disponen de modernas suspensiones independientes con triángulos superpuestos delante y estructura multibrazo detrás, que se asocian a unos grandes frenos de disco ventilados y un bastidor de elevada rigidez. Con todo ello, el comportamiento dinámico del Camaro de 432 CV, que es la versión que estuvimos conduciendo, no podía ser de otro modo: excelente, firme de dirección y con suspensiones rigurosas a la hora de superar las irregularidades del firme.
Si bien es cierto que en el país que se ha efectuado la presentación, Suiza, no es el lugar ideal para probar un coche de sus características, aún respetando los límites de velocidad, las sensaciones han sido muy buenas respecto a su rigidez, calidad y aislamiento. El ronroneo del motor V8 le da personalidad al modelo. Su entrega de potencia es suave al principio, pero cuando llega al régimen del par máximo a 4.600 rpm el coche se convierte en un misil pudiendo llegar a acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 5 segundos, todo ello perfectamente orquestado por un preciso cambio manual al que hay que manejar con firmeza. En situaciones difíciles el ESP corrige el sobreviraje del coche pero si queremos derrapar se desconecta, entonces si que hay que tener manos para conducirlo.
El equipamiento de serie es uno de los más completos que hemos tenido la ocasión de comprobar, pues sólo tiene 7 opciones que son de maquillaje y la 8ª es lógica, el techo solar eléctrico que cuesta 1.000 euros, todo lo demás es de serie. El precio del Camaro que hemos conducido de 432 CV ofrece la mejor relación potencia/precio pues cuesta 43.900 euros y el Cabrio 49.900 euros. Y en cuanto a la versión de 405 CV, el Coupé cuesta 45.900 euros y el Cabrio 51.900 euros.





